La chapa parece, al primer momento, la capa epidérmica de los coches y así fue hasta hace algún tiempo. La razón es que los vehículos se apoyaban en un soporte, llamado chasis, que iba del principio al final de la unidad y las funciones primordiales de la carrocería o parte exterior eran de protección y decoración.
En las modernas unidades vehiculares, la chapa tiene responsabilidades adicionales. Se ajustó el diseño para que esta sea el soporte de toda la estructura, proporcionando seguridad a los pasajeros. Esto conforma un dispositivo capaz de absorber la energía liberada en una colisión, reduciendo el impacto sobre los ocupantes.
Además, al darle las formas adecuadas a la lámina constituyente sirve como soporte del motor, las secciones funcionales, los espacios del habitáculo y las áreas de almacenamiento. Podemos decir entonces que todo el automóvil está integrado en la carrocería. Obviamente, hay que tener en consideración que la geometría externa, la aerodinámica y el aspecto decorativo se deben a la chapa.
En un taller de chapa y pintura en madrid se encargan de mantener la primera en óptimo estado e incluso conservan la funcionalidad de las partes a las que se les ha dado formas especiales y encajan en ella, por ejemplo, la base de los amortiguadores. Asimismo, se ocupan del cuidado de la segunda, que debe cumplir las condiciones de diseño para evitar la oxidación y la corrosión.
En los talleres se puede hacer mantenimiento preventivo y correctivo, cuando el coche ha sufrido un percance que lo deforme. El trabajo podría significar la sustitución de partes enteras (puertas de acceso), de las cubiertas (maleta o motor) o la reconstrucción de secciones dañadas para darles la imagen original.
Cuidar de la carrocería es vital para mantener esa impresión inicial que tuvimos nosotros al adquirirlo. Recordemos que se trata de una valiosa inversión que debemos proteger, si es que deseamos obtener algo significativo el día que decidamos venderla.