El arsénico es un elemento natural muy extendido en la corteza terrestre. Está presente en algunas reservas de agua potable, incluidos los pozos. La exposición a altas concentraciones de arsénico puede tener efectos perjudiciales para la salud.
¿Qué hay que saber sobre el arsénico?
Toda materia viva contiene trazas de arsénico. Para la mayoría de las personas, los alimentos son la principal fuente de exposición al arsénico, seguidos del agua potable. El agua potable es la principal fuente de exposición sólo para las personas que viven cerca de una fuente de arsénico.
El arsénico se filtra naturalmente a lagos, ríos o aguas subterráneas cuando se disuelven depósitos minerales o rocas que contienen arsénico. El arsénico también puede filtrarse al agua cuando se vierten desechos industriales o cuando las partículas se mezclan con el polvo o se disuelven en la lluvia o la nieve. Estas partículas pueden ser liberadas al medio ambiente por:
- la combustión de combustibles fósiles;
- la producción de metales;
- actividades agrícolas;
- la incineración de residuos.
Los niveles de arsénico en el agua potable varían de un lugar a otro. En algunas zonas se necesita un filtro de eliminación de arsénico para el tratamiento del agua potable.
¿Cómo detectar el arsénico en el agua?
El arsénico no tiene sabor ni olor. Por lo tanto, es imposible saber si el agua potable contiene arsénico. El arsénico se encuentra generalmente en regiones específicas del país y puede que no haya motivos de preocupación en tu región. Las personas que viven en zonas donde hay fuentes naturales de arsénico o donde las aguas subterráneas contienen altas concentraciones de arsénico deberían someterse a pruebas de agua. Para ello, debes dirigirte a tu servicio regional de salud pública. Algunos laboratorios especializados pueden realizar pruebas para medir la cantidad de arsénico en tu organismo.
¿Cuáles son los efectos del arsénico sobre la salud?
El cuerpo absorbe el arsénico presente en el agua potable que bebes y la sangre lo transporta al organismo. El arsénico no puede penetrar en el organismo por la piel o por inhalación. A largo plazo, el arsénico se acumula en las uñas y el cabello, donde las concentraciones son más altas. El cuerpo se deshace sobre todo en la orina, pero pequeñas cantidades son eliminadas por la piel, el cabello, las uñas y el sudor.
Hay que saber que muchos estudios han demostrado que el arsénico es una sustancia cancerígena para el ser humano. Se estudiaron sus efectos en una población de Taiwán donde el agua potable contiene altas concentraciones naturales de arsénico. El estudio indica que el consumo de agua con alto contenido de arsénico durante largos años puede aumentar el riesgo de cáncer en algunos órganos internos.
La exposición prolongada (durante muchos años) a altas concentraciones de arsénico en el agua potable también puede causar:
- engrosamiento y decoloración de la piel;
- náuseas, diarrea y otras enfermedades;
- disminución de la producción de células sanguíneas;
- arritmia cardíaca, daño a los vasos sanguíneos;
- entumecimiento de manos y pies.
¿Cómo reducir los riesgos?
Debido a que el arsénico puede causar cáncer, las concentraciones de arsénico en el agua potable deben reducirse al mínimo. Las personas que viven en zonas donde hay fuentes naturales de arsénico o donde las aguas subterráneas contienen altas concentraciones de arsénico deberían someterse a pruebas con el agua de sus pozos. Para ello, es necesario dirigirse a su servicio regional de salud pública.