Recientemente, tres territorios –La Granja y el Espinar, As Mariñas Coruñesas e Terras do Mandeo y la Tierras del Ebro– han recibido la declaración de Reservas de la Biosfera de la Unesco. España se convierte así en el país de Europa con más zonas declaradas reservas de la Biosfera, 45, y el segundo en el ranking mundial, sólo por detrás de Estados Unidos.

Se trata de lugares en los que las poblaciones locales experimentan prácticas innovadoras para conciliar la actividad humana y la conservación. Es el turismo en su faceta más sostenible.

La Granja y el Espinar
Este enclave recomendable para hacer una escapada del bullicio y disfrutar de un entorno natural único se encuentra en la provincia de Segovia. Una extensión de 35.414 hectáreas, en la que vive una población de 14.000 personas, que incluye la montaña de Valsaín, una de las grandes zonas arboladas del país. Hay sendas y caminos señalizados, como la ruta de las Calderas del Río Cambrones, el Camino de Pesquerías de Carlos III, la Cueva del Monje o la Calzada Romana.

Por supuesto, en esta Reserva de la Biosfera hay lugares imprescindibles para visitar, como el Palacio Real de la Granja de San Ildefonso. El Palacio y los jardines sufrieron una importante modificación y ha sido residencia real hasta el reinado de Alfonso XIII.  Entre lo que más llama la atención, los  jardines, obra del arquitecto francés René Carlier, con sus fuentes decorativas, bosques y especies muy diversas.

Tierras del Ebro
Reúne numerosos ecosistemas, tanto interiores como costeros, que le han valido para el reconocimiento de la Unesco. Más de 360.000 personas viven en esta tierra. La capital del Delta, Tortosa, cuenta con un núcleo urbano gótico y renacentista de primer orden. De Reus se podría destacar su tradición comercial y el legado de Antoni Gaudí.

Entre las joyas naturales, el Parque Natural del Delta del Ebro, una gran llanura que incluye desde cultivos hortícolas y de frutales y arrozales, de aspecto cambiante según las estaciones a paisajes lacustres. En su periferia, grandes extensiones de suelos salinos, además de las largas y desiertas playas arenosas.

Además del Parque, la Reserva de la Biosfera incluye diferentes sierras como la de Montsià o Pàndols-Cavllas o las islas del curso del río. Los que apuestan por el submarinismo tienen un espacio a su medida que va desde L’Ametlla de mar hasta L’Ampolla para descubrir la colonia de plantas acuáticas y sus habitantes.

Mariñas Coruñesas e Terras do Mandeo
En este caso se trata de una reserva en la que viven unas 190.000 personas donde coexisten los ecosistemas de los ríos Mero y Mandeo, marinos y de montaña. Es, por tanto, un espacio con una diversidad ecológica muy extensa.

La Costa da Morte, con su naturaleza salvaje, aguas bravas y leyendas forma parte de esta tierra protegida, así como la Costa de Dexo, con el Faro de Mera reconvertido en un aula marítima. Estos son algunos de los atractivos que miran al mar. También Betanzos, un importante enclave pesquero y comercial que aún conserva un pequeño puerto y embarcaciones en la confluencia de los dos ríos, Mendo y Mandeo. Las Brañas do Meo o la Sierra da Cova da Serpe son otros de los lugares, tierra adentro, que pueden maravillar al visitante.

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